martes, 17 de noviembre de 2009

25 de noviembre. Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer



En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, en la que se definió la 'violencia contra la mujer como todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada.En diciembre de 1999, la Asamblea General ha declarado el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y ha invitado a los gobiernos, las organizaciones internacionales y las organizaciones no gubernamentales a que organicen
en ese día actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer.
Desde 1981, las militantes en favor del derecho de la mujer observan el 25
de noviembre como el día contra la violencia. La fecha fue elegida como conmemoración del brutal asesinato de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo, en 1960.
Al menos una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sido golpeada, coaccionada sexualmente o ha sufrido otro tipo de abuso en su nvida (generalmente en manos de un conocido). La violencia contra las mujeres y las niñas es un problema con proporciones de epidemia, quizás la violación de los derechos humanos más generalizada de las que conocemos hoy en día. Destroza vidas, rompe comunidades y detiene el desarrollo.
Las estadísticas muestran un panorama desolador en relación con las consecuencias de la violencia contra la mujer. En un informe estimaba que la violencia contra la mujer era una causa de muerte e incapacidad entre las mujeres en edad de procrear tan seria como el cáncer y una causa de mala salud más frecuente que los accidentes de tráfico y la malaria juntos. El costo económico también es considerable, pues un informe de 2003 del Centro de Control y Prevención de Enfermedades consideraba que sólo en los Estados Unidos de América el costo de la violencia que sufren las mujeres a manos de sus parejas supera los 5.800 millones de dólares al año: 4.100 millones son para servicios de atención médica y sanitaria directa, mientras que la productividad pierde cerca de 1.800 millones de dólares.
Agenda pública. El problema y su atención.
n su mayor parte, el costo humano de la violencia de género es invisible. El miedo y la vergüenza siguen impidiendo que muchas mujeres denuncien su situación y, por ello, los datos recogidos son a menudo insuficientes e inconsistentes. Las organizaciones de la mujer se han puesto a la cabeza llevando a cabo innovadores como la prestación de servicios, la redacción de proyectos de ley, la concienciación jurídica, la educación y formación y la creación de redes locales, regionales, nacionales e internacionales que trabajan por acabar con la violencia. A pesar de existir legislación específica sobre la violencia de género, la falta de los recursos adecuados para aplicar estas políticas sigue impidiendo el progreso hacia su tratamiento y erradicación. Las redes “informales” locales, regionales, nacionales y mundiales creadas por grupos de mujeres están creciendo en fuerza y en impacto. Se ha progresado en la concienciación de la magnitud del problema. Sin embargo, a pesar de este progreso, el mundo de hoy no es más seguro que el de hace dos décadas. Hay una violencia creciente en las sociedades en general y un continuo alejamiento entre los compromisos políticos y los recursos necesarios para llevarlos a cabo. Las intervenciones contra la violencia no serán eficaces hasta que el nivel de los recursos se equipare al de la magnitud del problema.
La violencia contra la mujer es actual, generalizada, sistémica e incluso autorizada. El reto más importante sigue siendo convertir la violencia de género en algo inaceptable para la sociedad y contrario a sus normas. Los gobiernos, las ONGs, la sociedad civil, el sector privado y los organismos internacionales deben trabajar juntos para enfrentarse a este reto de forma competente y para aportar la voluntad política, el compromiso y el valor para erradicar esta violación a la vida humana.
Fuente: UNIFEM

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