martes, 24 de noviembre de 2009

Walter Bulacio Nunca Mas


Rubén Carvallo, un pibe de 17 años... Como yo, como cualquier otro. El sábado a la noche fue al recital de Viejas Locas, la banda de Pity Álvarez que vuelve después de muchos años. Cuando la gente estaba ingresando al estadio, hubo disturbios y la policía reprimió ferozmente. En un momento, Rubén Carvallo se perdió del grupo de sus amigos. Le mandó un mensaje a sus amigos a eso de las 12.30 diciéndoles que estaba bien, que lo llamaran... y desde ese momento nadie supo de él hasta el otro día al mediodía.
Rubén Carvallo apareció a una cuadra del estadio, bajo un puente. Lo encontraron unos pibes que estaban jugando al fútbol de pura casualidad; estaba inconsciente, todo golpeado. Lo llevaron al hospital, donde todavía se encuentra y le diagnosticaron fracturas en el cráneo. Dato curioso, estaba manchado con la tinta azul que tira la policía cuando reprime; algunas fuentes - probablemente cercanas a las fuerzas de seguridad - quisieron hacer correr la bola de que Rubén se había caido del puente. Pero los médicos del centro donde se encuentra internado dieron indicios de que el origen de los golpes fue la represión, y que sus heridas fueron causadas por balazos de goma y por los palazos que repartió la policía.
Sin dudas ocurrió, entonces, otro escándalo de represión policial. Más allá de la vana discusión de si la represión fue exagerada o no, hipótesis sostenida por todos prácticamente, lo que hay que discutir entonces es algo más profundo. La institución policial tiene ya, demasiadas manchas de sangre; una historia nefasta, un presente que no cambió mucho. Desde los medios de comunicación no se plantea con firmeza esta hipótesis; la cuestión de la represión policial es un dato más, algo supuesto aún no confirmado. Nadie pretende, obviamente, que se debata esto con profundidad en TN o Canal 13; pero lo cierto es que Viejas Locas ya tiene su Walter Bulacio.
Digo esto del caso Bulacio de manera, en cierto modo, metafórico o análogo, y en cierto modo, no. Es en parte metafórico o análogo porque lo que pasó fue diferente, obviamente. Acá fue represión directa, pese a que Rubén estuvo desaparecido un tiempo; el caso Bulacio pareció un operativo de la dictadura. Sin darle la extremaunción a Rubén, lo cierto es que la nefasta institución policial se cobró un pibe más.
La represión policial no tiene límites. El gatillo fácil no se juzga, y apenas se lo relaciona con los Derechos Humanos. Ni hablar de los medios masivos; los pibes de la calle que son asesinados por la policía ni aparecen en las crónicas sobre seguridad de América, Canal 13 o TN.
A modo de conclusión, digo que cada día estoy más convencido de que es urgente reformar de raíz a las fuerzas de seguridad; refundarlas y juzgar a todos los que haya que juzgar, de arriba hacia abajo. Hay que crear una nueva institución fundada en la base de la democracia y de los Derechos Humanos que no tenga total impunidad. La policía tiene que tener límites y el estado debe ser quien le ponga esos límites. Por otra parte, esperemos que con la nueva Ley de Medios, los canales de televisión y radio se tomen un poco más en serio este tema y se dejen de joder con las marchas de Blumberg por la seguridad, porque también es cierto que la policía está matando a los pibes y nadie hace nada - desde el poder - para cambiar la cosa.

Mariano Del Pópolo
Federacion Juvenil Comunista de Quilmes

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